Por qué la limpieza es clave para el rendimiento y la seguridad en los procesos industriales

En nuestros artículos mantenemos que la limpieza en el ámbito profesional va más allá de lo estético; y es igualmente cierto en el caso de los entornos industriales, donde constituye una palanca estratégica. No en vano, repercute directamente en aspectos como la productividad y la seguridad laboral.

Y es que, en ubicaciones que albergan actividades de este perfil, como plantas de producción, talleres y naves logísticas, la acumulación de residuos, polvo, productos químicos y restos de los procesos puede llegar a provoca no pocas incidencias. Lo que se traduce en paradas imprevistas, averías y mayor siniestralidad; es decir, en mayores costes.

Por esta razón, implantar una estrategia de limpieza adecuada resulta imprescindible de cara a optimizar la cadena productiva.

Reducción de tiempos de parada

Como hemos adelantado, una limpieza deficiente incrementa de forma directa el tiempo de inactividad. El polvo y las partículas depositadas en sistemas de ventilación o en componentes mecánicos reducen la eficacia de la refrigeración y favorecen el sobrecalentamiento.

Así, en motores, reductores o cuadros eléctricos, el calor y la suciedad aceleran el desgaste y elevan la probabilidad de fallos. Por descontado, cada hora de parada por la propia avería o por la consiguiente limpieza correctiva genera costes directos (reparación, recambios) e indirectos (pérdida de producción, penalizaciones por entregas retrasadas, deterioro del servicio al cliente.

Prolongación de la vida útil de la maquinaria

Resulta evidente que una limpieza periódica de los equipos prolonga su vida útil. Par empezar, la retirada sistemática de los residuos que resultan abrasivos ‒como partículas metálicas, polvos de molienda o restos de pintura‒ evita la incrustación en cojinetes, guías y los sistemas de transmisión.

Por su parte, una limpieza cuidadosa de elementos como circuitos hidráulicos y cajas de engranajes reduce la contaminación del aceite y retrasa la degradación de sellos y juntas.

Factores que contribuyen a ampliar los intervalos entre mantenimientos y a posponer inversiones en sustitución de componentes.

Prevención de riesgos

La vinculación entre limpieza y seguridad también es directa. Suelos con restos aceitosos, residuos químicos o acumulaciones de materiales incrementan el riesgo de resbalones, caídas y contactos peligrosos.

Algo especialmente cierto en industrias que generan polvo especialmente combustibles (como madera, alimentación, química), ya que una gestión inadecuada puede derivar incluso en riesgos de explosión.

Asimismo, obstrucciones en vías de evacuación o en elementos de protección comprometen la eficacia de los planes de emergencia. Por tanto, la limpieza forma parte integrante de la prevención de riesgos laborales.

Mantenimiento preventivo

Incorporar la limpieza en la política de mantenimiento preventivo y en metodologías como 5S o TPM multiplica su eficacia.

En concreto, adaptar el sistema de origen japonés 5S reduce las fuentes de suciedad, al promover orden y limpieza cotidiana. Por su parte, la filosofía TPM (Mantenimiento Productivo Total) utiliza la limpieza como diagnóstico para detectar desviaciones tempranas en los equipos.

El fondo de la cuestión es que la colaboración entre mantenimiento, producción y limpieza posibilita la identificación precoz de anomalías antes de que evolucionen hacia averías que obliguen a parar la planta.

Estrategia práctica para la planificación

Una estrategia de limpieza industrial que resulte verdaderamente eficiente debe combinar una planificación adaptada a la actividad, el uso de técnicas específicas y contar con personal formado.

De forma resumida, la planificación tiene que contemplar limpiezas diarias de zonas críticas, mantenimientos programados en ventanas de parada y limpiezas profundas durante paradas técnicas.

Por su parte, las técnicas requieren equipos adecuados ‒aspiración industrial con filtrado, fregadoras de alta resistencia, limpieza a presión controlada, nebulización para descontaminación‒ y la selección de productos compatibles con materiales y procesos.

Finalmente, la formación del personal en procedimientos seguros y en el uso de EPI también es condición indispensable para una implantación eficaz de las prácticas de limpieza.

Recomendaciones para elegir un proveedor

A la hora de seleccionar un proveedor de limpieza para una instalación industrial conviene valorar, como mínimo, los siguientes aspectos:

  • Experiencia sectorial. Demostrar referencias en procesos similares y conocimiento de los riesgos propios del sector.
  • Certificaciones y protocolos. Contar con procedimientos documentados, trazabilidad y cumplimiento normativo.
  • Equipamiento y técnicas. Ofrecer disponibilidad de maquinaria industrial adecuada y criterio técnico en la elección de productos.
  • Formación y prevención. Prestar programas de capacitación continua, permisos de trabajo y coordinación con los responsables del mantenimiento.
  • Flexibilidad operativa. Tener la capacidad para adaptarse a las diferentes frecuencias, cubrir picos y trabajar en los momentos de paradas.
  • Seguro y responsabilidad. Disponer de cobertura de responsabilidad civil así como garantías frente a posibles daños.
  • Sostenibilidad. Utilizar métodos y productos que reduzcan el impacto ambiental y el consumo de recursos.

Cumplir con todos estos puntos asegurará contar con un socio que, como pretendemos desde Justlimp, resulte idóneo para incrementar la eficiencia, proteger la continuidad productiva y preservar el valor de los activos industriales.