Recomendaciones para elegir el proveedor de limpieza adecuado para una empresa: guía para el nuevo curso

Recomendaciones para elegir el proveedor de limpieza

En septiembre iniciamos un nuevo curso empresarial, momento en el que muchas organizaciones se enfrentan a la necesidad de reevaluar sus servicios de limpieza. El objetivo no es otro que asegurar que sus instalaciones mantengan los más altos estándares de higiene y presentación.

Y es que, después del verano, contar con un entorno limpio y ordenado es esencial para volver a la actividad a pleno rendimiento. Además, las inspecciones y auditorías suelen incrementarse en este periodo, lo que hace aún más relevante mantener los niveles de limpieza al día.

No en vano, elegir el servicio de limpieza adecuado es crucial para garantizar un entorno de trabajo seguro, eficiente y acogedor, que no solo cumpla con las normativas sanitarias, sino que también refleje los valores de la empresa.

Pero, ¿qué aspectos hay que tener en cuenta para elegir al proveedor adecuado? En este artículo ofrecemos una guía para una selección adecuada.

Comprender las necesidades específicas

El primer paso para seleccionar un servicio de limpieza es evaluar los requerimientos concretos de una empresa en esta materia. No todas las organizaciones son iguales, y las exigencias de limpieza pueden variar considerablemente según el sector en el que operen.

  • Edificios y locales: estos entornos requieren una limpieza regular centrada en áreas comunes, pero también en ambientes de trabajo. La limpieza debe ser discreta y eficiente, minimizando interrupciones en las actividades diarias.
  • Sector sanitario: los hospitales, clínicas y centros de salud demandan los más altos estándares de limpieza y desinfección. Es crucial que el servicio de limpieza elegido esté familiarizado con las normativas sanitarias para garantizar un entorno libre de patógenos.
  • Retail: en el sector minorista, la presentación es clave. Es fundamental que las superficies estén impecables, ya que un entorno limpio puede influir en la decisión de compra. Además, se requiere una atención constante durante el horario comercial.
  • Industrial: las fábricas y almacenes requieren una limpieza intensiva, especialmente en áreas donde se manejan productos químicos o materiales peligrosos. Aquí, la seguridad y la eficiencia son prioritarias.
  • Alimentación: en la industria alimentaria, la limpieza es crítica para cumplir con las normativas de seguridad y prevenir la contaminación. Las áreas de procesamiento deben limpiarse y desinfectarse rigurosamente.
  • Tecnología de la información: en centros de datos y empresas tecnológicas, la limpieza debe centrarse en evitar la acumulación de polvo, teniendo en cuenta que la estática puede dañar los equipos sensibles.
  • Distribución y logística: en estos sectores, la limpieza de los espacios de almacenamiento es esencial no solo para asegurar la integridad de los productos, sino también la eficiencia operativa.
  • Ocio: gimnasios, cines y centros de entretenimiento necesitan mantener un alto nivel de limpieza para garantizar la satisfacción de los clientes y cumplir con las regulaciones sanitarias. Especial atención requieren las áreas de alto tráfico, como los baños.
  • Educación: escuelas y universidades demandan un nivel de limpieza que garantice un ambiente saludable para estudiantes y profesores. Un objetivo fundamental es mantener las zonas comunes limpias y desinfectadas para prevenir brotes de enfermedades.
  • Farmacéutico: este sector exige los más altos estándares de limpieza, especialmente en áreas de producción, donde la contaminación puede comprometer la calidad de los medicamentos.
Evaluar la experiencia y reputación

Evaluar la experiencia y reputación

Buscar proveedores que tengan experiencia en un sector específico asegura que estos entienden las peculiaridades y los desafíos de limpiar ese tipo de instalaciones. Para lograrlo, se debe investigar la reputación de la marca, buscando reseñas y testimonios de otros clientes, preferiblemente dentro del mismo sector. En este sentido, no hay que dudar en pedir referencias o contactar con otras empresas que hayan trabajado con el proveedor.

Considerar la flexibilidad y adaptabilidad

El entorno empresarial es dinámico, y las necesidades de limpieza pueden cambiar con el tiempo. Por eso, es deseable que el servicio que se elija sea flexible y capaz de adaptarse a las fluctuaciones de demanda.

Así, se debe optar por un proveedor que ofrezca servicios personalizados, diseñados específicamente para las necesidades de una empresa. Esto incluye la capacidad de ajustar la frecuencia de limpieza y los horarios para adaptarse a los ciclos de trabajo. También hay que valorar su capacidad para responder rápidamente a una situación de urgencia.

Verificar la calidad del servicio y los estándares de seguridad

Un servicio de limpieza profesional debe seguir protocolos estrictos para garantizar que todas las áreas se limpien a fondo y se desinfecten adecuadamente. Se puede -y debe- preguntar a los proveedores sobre sus métodos de control de calidad, como auditorías regulares o inspecciones in situ.

En este sentido, conviene asegurarse de que la compañía cumple con todas las normativas y cuenta con las certificaciones necesarias, como ISO o certificados específicos del sector.

Algo similar se aplica en materia de RSC, en tanto que, hoy en día, muchas empresas prefieren optar por aquellos servicios de limpieza que utilicen productos y equipos ecológicos. Estos no solo son mejores para el medio ambiente, sino que también pueden mejorar la calidad del aire en interiores y reducir el riesgo de alergias entre los empleados.

Comparar costes y buscar la relación calidad-precio

Aunque el precio no debe ser el único factor a considerar, es importante comparar los costes de diferentes proveedores para asegurarse de estar obteniendo una buena relación calidad-precio. Esto pasa por solicitar presupuestos detallados que incluyan todos los servicios ofrecidos, y asegurarse de que no haya cargos ocultos.

A veces, pagar un poco más puede traducirse en un servicio superior que, a largo plazo, resulte en menos quebraderos de cabeza. La clave está en saber identificar el valor añadido que puede ofrecer cada empresa, y que convertirá a un proveedor en un “compañero de viaje”.