La desinfección en espacios comerciales juega un papel crucial en la creación de entornos seguros y saludables para empleados y clientes. Especialmente en épocas festivas como la Navidad, a la que nos acercamos, donde la afluencia de personas aumenta considerablemente.
Y es que, más allá de la propia limpieza, la desinfección efectiva no solo garantiza la apariencia impecable del entorno, sino que también es fundamental para preservar la salud y seguridad de empleados y clientes.
No en vano, los espacios comerciales son puntos de encuentro donde la interacción entre personas es constante. Estos lugares, ya sean tiendas, restaurantes o centros de atención al cliente, son propensos a la acumulación de gérmenes y bacterias debido a ese paso continuado de gente.
Sin una desinfección adecuada, estos microorganismos pueden propagarse rápidamente, aumentando el riesgo de problemas de salubridad y afectando la percepción del público sobre la reputación y credibilidad del negocio.
La desinfección efectiva no solo se trata de eliminar gérmenes que, de una forma u otra, resulten visibles, como los provocados por restos de comida; también implica la eliminación de patógenos que no se ven a simple vista pero que podrían ser nocivos para la salud.
Al mantener los espacios comerciales desinfectados, se reduce significativamente la probabilidad de transmisión de enfermedades contagiosas como resfriados, gripes o infecciones cutáneas. Esto no solo protege a los empleados, sino también a los clientes que visitan el lugar.
Consejos prácticos y recomendaciones
La frecuencia de desinfección varía según la naturaleza del negocio y el flujo de personas. Así, áreas de alto contacto, como pueden ser mostradores, mesas, pasamanos y puntos de venta, deben desinfectarse con mayor regularidad, preferiblemente varias veces al día.
Eso sí, es esencial utilizar desinfectantes aprobados por agencias reguladoras y seguir las indicaciones del fabricante para garantizar una desinfección efectiva. Los métodos de desinfección más comunes incluyen el uso de productos químicos como el alcohol isopropílico o soluciones a base de cloro, aplicados de manera uniforme en todas las superficies de alto contacto. La desinfección por nebulización o pulverización puede ser efectiva para cubrir áreas extensas y alcanzar rincones difíciles, aunque no siempre puede llevarse a cabo.
Además de la desinfección regular, promover la higiene personal entre empleados y clientes es clave. Ofrecer zonas para la limpieza y desinfección de manos con gel puede servir como complemento. Y es que, como defienden desde la OMS, el simple acto de lavarse las manos es la medida más económica, sencilla y eficaz para reducir el riesgo de infecciones.