En épocas favorables para la transmisión de enfermedades, como puede ser el invierno, la importancia de la limpieza y desinfección en el entorno laboral se vuelve más crucial que nunca. Así, mantener un espacio de trabajo limpio no solo es una cuestión de apariencia; es una estrategia fundamental para proteger la salud de los empleados y minimizar la propagación de gérmenes.
Hay que tener en cuenta que, durante el invierno, las condiciones climáticas crean un escenario propicio: la combinación de temperaturas más frías, menor humedad y la tendencia a que las personas se congreguen en espacios cerrados favorece la supervivencia y transmisión de virus y gérmenes.
Por un lado, en ambientes más secos, las partículas virales pueden permanecer suspendidas en el aire durante más tiempo, aumentando las posibilidades de inhalación. Además, la proximidad física en lugares cerrados facilita la transmisión directa de persona a persona. La temporada invernal también tiende a debilitar el sistema inmunológico, haciendo que las personas sean más susceptibles a infecciones. Estos factores combinados hacen del invierno un período crítico.
Por tanto, es imprescindible destacar la importancia tanto de las medidas preventivas, como lo es una limpieza rigurosa, como de la promoción de prácticas higiénicas para minimizar la propagación de enfermedades.
La importancia de la limpieza frente a los gérmenes
Durante brotes de enfermedades, asegurar una limpieza exhaustiva se convierte en una barrera esencial para prevenir la difusión de gérmenes. Como ya hemos explicado anteriormente en nuestro blog, los espacios de trabajo, con su constante flujo de personas y superficies de alto contacto, pueden convertirse rápidamente en puntos de transmisión de enfermedades. Una estrategia proactiva de limpieza no solo protege a los empleados sino que también contribuye a mantener la continuidad de las operaciones empresariales.
Eso sí, ponerle freno a las enfermedades requiere una estrategia integral. En los siguientes puntos presentamos varias pautas fundamentales para asegurar un espacio de trabajo más saludable y protegido para todos:
- Mayor frecuencia en la limpieza. En especial, hay que asegurar que las áreas de alto contacto, como mesas, picaportes, interruptores y zonas compartidas, se limpien varias veces al día.
- Desinfección profunda. No es lo mismo limpiar que desinfectar; además, hay que prestar especial atención a esas zonas clave de las instalaciones, y utilizar desinfectantes eficaces contra gérmenes y virus de manera periódica.
- Estaciones de desinfección. Instalar dispensadores de gel desinfectante en puntos estratégicos del lugar de trabajo, como entradas y áreas comunes, ayuda también a crear consciencia.
- Uso de equipos de protección personal. Hablando de consciencia y responsabilidad, no está de más recordar la idoneidad de los EPP, como mascarillas y guantes, especialmente en entornos donde el distanciamiento social puede ser clave.
- Educación y concienciación. Bajo el mismo razonamiento, es igualmente deseable proporcionar información y capacitación sobre prácticas de higiene adecuadas. Por ejemplo, promover la importancia del lavado de manos y el uso responsable de los espacios compartidos.
- Flexibilidad laboral. Prevenir es mejor que curar; así, una medida para minimizar la exposición es considerar opciones en lo que a flexibilidad laboral se refiere, como el trabajo remoto o los horarios escalonados. Algo que destacan los expertos -por su déficit entre las empresas españolas- como acicate para la actual ola de contagios.
- Monitorización del estado de salud. Esto implica no solo implementar medidas para facilitar el control de la salud de los empleados, como controles de temperatura, sino tener y comunicar unas políticas claras para aquellos que presenten síntomas.
- Colaboración con servicios profesionales. Siempre cabe la opción de acudir a proveedores de limpieza especializados, como Justlimp, con profesionales expertos en métodos y productos adecuados para combatir la propagación de enfermedades.
Y es que, no hay que olvidar que llevar a cabo unas prácticas de limpieza rigurosas no solo protege la salud y el bienestar de los empleados, sino que también fortalece la resiliencia y la continuidad de una organización.